Cuando has estado sumamente unido a algo te es tremendamente difícil separarte de ello. Quizás puede que comiences a distanciarte porque es algo inevitable, un día te levantas y te das cuenta que por mucho que lo desees, tienes ciertas obligaciones que, por tu propio bien debes atender en primer lugar, hasta el punto de asimilarlo de tal manera que poco a poco, sin darte cuenta pierdes día a día la motivación que en tan poco tiempo has conseguido. Porque es así, al principio comienzas, te gusta, conoces gente que te habla de como funciona el mundillo y te vuelves loco buscando información por todos lados de como va esto, escuchas noticias, viajas, y descubres nuevos lugares que jamás habías imaginado que existían, ni que pudieras sentirte tan bien en ellos, te preguntas cómo has podido vivir sin conocerlos, pero lo sientes, percibes que a partir de ahora tu vida ya no podrá volver a ser igual sin todo esto. Y es así, con todos estos pasos como llega tan rápidamente y sin esperarlo la motivación, las ganas de seguir hacia adelante, ponerte metas y lograrlas, imaginarte en lo alto, soñar con viajar a ese sitio maravilloso que te han contado donde el tiempo parece detenerse y todo lo que queda fuera de tu pequeño mundo no tiene importancia.
Por todo esto es mucho mas duro el abandono. el distanciamiento progresivo que comienza cuando aun te niegas a reconocerlo, lento pero sin pausa. La motivación se va perdiendo cada vez más y más hasta que te das cuenta que prefieres estar haciendo ciertas cosas antes que lo que antes te volvía loco y habrías antepuesto a todo sin haber dudado ni una fracción de segundo.
Pierdes el contacto con tus amigos, viejos compañero de locura de los cuales tampoco recibes noticia alguna. De vez en cuando te vuelves a encontrar con alguno, y te sorprendes que aún haya gente que siga estando tan fanático como llegaste a estar, que tu viejo recuerdo aún sigue vivo en ellos y sientes un atisbo de esperanza mezclando con un amargo aroma a nostalgia, recuerdo de lo que fuiste y pensaste en llegar a ser, y de lo que en cambio te estás convirtiendo.
Y, de repente, sin saber tampoco por qué, te invade una sensación de agobio, notas que vuelves a necesitar todo aquello que viviste, que tienes que volver, actuar, pero a la vez recuerdas lo duro que fue el camino hasta conseguirlo, volver a empezar de cero, trabajar al máximo para volver a estar donde estabas e intentar cumplir con ese viejo sueño de seguir hacia adelante, olvidar los inconvenientes e intentar lograrlo, volver a sentir ese sinfín de sensaciones que te llenaban y eran las que, en el fondo te daban vida y te hacían sentir vivo, ¿porqué no? esa es la pregunta que martillea últimamente en mi cabeza...
